El Carnaval de Isla Cristina

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Las primeras noticias acerca del Carnaval de Isla Cristina las encontramos en una serie de "prevenciones" o normas que en 1832 dicta Lorenzo Elías como presidente (alcalde) del Ayuntamiento de la Real Isla de la Higuerita (primitivo nombre de Isla Cristina) con el fin de salvaguardar la inmoralidad general de sus gobernadores.

De éstas, se colige que el Carnaval es algo ya arraigado tal y como se indica por "la costumbre" de su celebración, traídas muy probablemente por los marineros levantinos que fundaron el puerto en el siglo XVIII. De un total de 18 prevenciones, dos de ellas estaban dedicadas al Carnaval, que por elocuentes se transcriben:​

Nº 33 - No se prohíben las máscaras y diversiones racionales en los tres días de carnestolendas autorizadas por el tiempo y la costumbre.

Nº 34 - No se consideran comprendidas en la prevención 33ª a la multitud de prácticas abusivas que ni tienden al placer y desahogo público ni guarden conformidad con la seguridad personal, el decoro popular, la decencia ni las buenas costumbres.

El siguiente documento que en orden cronológico se trae a colación data de 1858 y se trata de un bando de la Alcaldía en el cual se recogen explícitamente las prácticas prohibidas durante el Carnaval; éstas eran:

Vestir trajes de ministros de la religión, militares o institucionales, llevar armas y verter aguas fecales sobre los enmascarados.

Por otra parte, se permitía la apertura de los establecimientos de bebidas y juegos únicamente hasta el toque de ánimas.

En 1866 y años anteriores la fiesta había tornado mayores magnitudes, ampliándose al fin de semana anterior a los días propios del Carnaval, lunes, martes y miércoles de Ceniza, dilatándose hasta altas horas de la noche. La autoridad local, a la vista de los abusos observados en años anteriores vuelve a emitir un bando en 1867 acotando las carnestolendas a los tres días propios "respetando la antigua costumbre que los autoriza".

Pocos años más tarde, en 1876, se elaboraron las primeras Ordenanzas Municipales de Isla Cristina hasta ahora conocidas. El Carnaval, como no podía ser de otro modo, queda recogido en dichas normas en el capítulo "Festividades Populares", exclusivamente destinado a regularlo, como más adelante veremos. Lo verdaderamente interesante de este capítulo es la articulación de las normas y comportamiento en el Teatro. Ello nos permite deducir que por esa época ya se realizaban actividades carnavalescas en el marco del teatro, lo cual supuso un importantísimo ingrediente a la fiesta.

Todos los bandos municipales de los años posteriores a las Ordenanzas de 1876 (se conservan los de 1881, 1885, 1891, 1892, 1893, 1895, 1898 y 1899) consistirían, básicamente, en recordar a éstas, sin portar ninguna novedad; habría que hacer una excepción, puesto que 1898, se menciona por primera vez al hoy popular Domingo de Piñata.

Por el interés que pudiera tener, transcribimos a continuación el capítulo 4º de las referidas ordenanzas:

Art. 15 - Durante el Carnaval se permitía andar por las calles con disfraz y con careta pero solo hasta el anochecer; prohibiéndose el uso de trajes de ministros de la Religión y altos funcionarios de la Milicia y del Estado.

Art. 16 - Se prohíbe a los enmascarados llevar armas o espuelas por las calles y a los bailes, aun cuando lo requiera el traje que lleven.

Art. 17 - Solo la autoridad y sus dependientes podrán obligar a quitarse la careta a la persona que hubiese cometido alguna falta, no guardándose el decoro correspondiente o causase cualquier disgusto en el público.

Art. 18 - Nadie podrá dar bailes públicos ni celebrar espectáculos alguno por retribución o sin ella sin permiso de la autoridad competente.

Art. 19 - Todas las funciones que tengan lugar en al teatro serán presididas por la autoridad, la cual cuidará por el orden público.

Art. 26 - Los que contravinieren a estas disposiciones serán castigados con la multa de cinco a diez pesetas.

Festividades Populares.

Isla Cristina a 5 de junio de 1876.

Firmado: el alcalde, José Ferrera Martín-Hidalgo.​

 

Es en esta época cuando la actividad pesquera inicia su época de mayor esplendor en Isla Cristina, creándose colonias conserveras en la bahía de Cádiz y su litoral anexo. Es por este motivo por el que empieza a adquirir un estilo muy gaditano el Carnaval de Isla Cristina: estilo de letras, tipos de agrupaciones, etc. No es casualidad, por tanto, que los mejores momentos del Carnaval suelen coincidir con las mejores épocas de pesca en Isla Cristina.

 

 

La época de esplendor del Carnaval isleño

 

Los Carnavales de Isla Cristina del siglo XIX, que tan extraños pueden resultar y que tan distintos a los de hoy nos pudieran parecer no se han perdido. El espíritu y la esencia del primitivo Carnaval se manifiesta en las calles isleñas cada Miércoles de Ceniza en toda su libertad.

Los rostros cubiertos durante la noche (siempre estuvo prohibido), las alusiones eróticas y la desconsideración al decoro y la moralidad han perdurado con el paso del tiempo por encima de todo intento de poner coto, sobre todo durante buena parte del siglo XX.

Entrando en la época de oro del Carnaval isleño, los años 1920 y 1930, tenemos comparsistas y letristas históricos, incluyendo además la banda del maestro Piris, que aún en el siglo XXI es recordada. De esta época son algunas de las mejores letras históricas del Carnaval.

 

 

 

Interrupción durante la Guerra Civil

 

Hasta 1936 se celebró ininterrumpidamente el Carnaval, año éste en que las letras y motivos de las agrupaciones se tiñeron del aire bélico que reinaba en España. Llega a partir de entonces un momento de letargo en el que deja de existir el Carnaval de Teatro debido a la censura del Carnaval en toda España. Sin embargo, y debido al carácter de sus habitantes, en 1950 y a pesar de la prohibición, se comienzan a ver de nuevo disfraces por la vía pública. Ese primer año del "renacer" del Carnaval son sólo algunos los que se atreven, siempre a cara descubierta, a salir disfrazados aunque sin maquillaje.

La experiencia es satisfactoria y las autoridades locales hacen la vista gorda, por lo cual, en los sucesivos años se empiezan a recuperar algunas costumbres carnavalescas, incluyendo máscaras, maquillaje y hasta grupos que confeccionaban su disfraz a juego. Así, y dado que cada vez había más trasgresión de la norma, a mediados de la década de 1950 las autoridades corrían a detener a aquellos que atentaban contra el decoro o no eran fácilmente reconocibles, por lo que la mayor diversión del momento consistía en correr de esquina en esquina para evitar a la policía y darles, nunca mejor dicho, "esquinazo".

En cualquier caso, pocos fueron los que no resultaban apresados, pero siempre bajo la misma forma de proceder: una vez en comisaría, entraban por una puerta del calabozo y salían por otra, o bien eran puestos en libertad al anochecer siempre con el oportuno cambio de vestimenta.

 

 

Regreso del Carnaval de Teatro

Hacia 1968, toda vez que resultaba imposible detener las ansias isleñas de Carnaval, se vuelve a permitir la celebración del Carnaval de Teatro, iniciándose en este año el nuevo ciclo de creación de agrupaciones carnavaleras que se representarían en el nuevo Teatro Gran Vía. La única salvedad estribaba en que, dado que oficialmente el Carnaval estaba prohibido, el nombre de la fiesta quedaría como Fiestas Típicas de Invierno de Isla Cristina, nombre que mantuvo hasta el fin de la prohibición total en 1976.

Otras localizaciones donde, por diferentes motivos, se celebraron los Concursos de Agrupaciones en los años 80 y 90 del siglo XX fueron el cine Victoria y el "Palacio del Carnaval".

 

 

 

Fuente: Wikipedia

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